Atras

Del amor a las metodologías ágiles y otros problemas

El título de este artículo no se refiere al argumento principal de una de las películas más importantes del año 2010, como es “Del Amor y Otras Adicciones”, ni a la premisa fundamental de la novela de García Marqués, “Del Amor y Otros Demonios”, donde en ambos casos, se plantea la difícil dicotomía que enfrentan los protagonistas para elegir sobre su futuro y su vida; más bien, intentamos aproximarnos a las ventajas de estas metodologías, y a las razones por las cuáles deberíamos aplicarlas, si queremos evitar algunos problemas o inconvenientes, que probablemente estarían a la vuelta de la esquina, si optamos por alguna más tradicional; sin embargo, cabe aclarar, que estas metodologías requieren de un conocimiento importante de los pasos y herramientas, de lo contrario, se convertirá en una adicción usarla, y un demonio el resultado final, por desconocimiento y premura.

Por estos tiempos, muchos de nosotros hemos escuchado o visto ya sea en ambientes de trabajo o principalmente en internet el término “metodologías ágiles”. Ahora bien, si sabe que es esto ¡quédese! ¡no se vaya!, ya que particularmente veremos cómo esta metodología que inicialmente fue creada para ayudar a organizar los enredados procesos del desarrollo de software, ha trascendido hacia otros entornos que requieren una participación organizada de los equipos para llevar a cabo sus proyectos con éxito.

Romper con los modelos tradicionales

Estas metodologías nacen en los años 90, como se ha mencionado anteriormente en el campo de la ingeniería, y surgen como respuesta a una incesante búsqueda de romper con los modelos tradicionales, que requerían un dominio especifico de ciertas competencias, para que al final el resultado no fuera lo suficientemente satisfactorio. Se entiende que estas metodologías agilizan la gestión de proyectos y que pueden aplicarse a cualquier área del conocimiento, sin embargo, es fundamental nutrirse del conocimiento transversal, para que pueda obtenerse resultado en menos del tiempo, en el  que tradicionalmente se gestionaba un proyecto, y darse la oportunidad de aprender de los errores para llegar a un prototipado rápido.

 

Según el “Manifiesto Ágil” que se conoce como el antecedente más importante de esta metodología, es importante que se den los siguientes principios para gestionar efectiva y rápidamente un proyecto: primero, debe existir una interacción entre los individuos, los procesos y las herramientas, segundo debe darse lugar a prototipos funcionales, basados en documentación exhaustiva; tercero debe existir una constante conversación con los individuos involucrados, y lo más importante, debe seguirse siempre un plan organizado que nos lleve a alcanzar los objetivos planteados.

Así pues, desde las metodologías ágiles se fomenta la proactividad y la interacción, donde se convoca a reuniones diarias denominadas “dailys”, para poner al tanto sobre los avances del proyecto. Entre las más usadas se encuentran: Scrum, Kanban y XP (Extreme Programming), estas metodologías reducen costos, y contribuyen a gestionar proyectos de forma flexible, autónoma y eficiente.

Los roles principales en estas metodologías, están divididos entre aquel que optimiza y máxima el valor del producto, conocido como Product Oxner; aquel gestiona el proyecto y elimina barreras para alcanzar el objetivo y el equipo de creativos y desarrolladores que cumplen con el ciclo de desarrollo del producto y prototipado para finalmente ponerlo en funcionamiento.

En la actualidad se gestionan al día, miles de millones de productos, algunos aun de la forma tradicional, otros utilizando metodologías ágiles. En la educación virtual por ejemplo, se ha incorporado como una metodología fundamental dado que el usuario, requiere cada vez más productos que respondan a sus expectativas; así que esto es solo un abrebocas, los invitamos a estudiar estas metodologías o a certificarse y explorar las ventajas que trae para la experiencia de los usuarios.